REDONDILLAS (fragmento)
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.
Si con ansia sin igual solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia,
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco y luego le tiene miedo.
Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis para pretendida,
Thais, y en la pasión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?...
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) Mexicana
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